El maestro Wilfrido Vargas recibió la noche del martes el premio a la Excelencia Musical de parte de la Academia Latina de la Grabación (LARAS), en el marco de la semana de entrega del Grammy Latino 2018.
El responsable de entregar el gramófono al destacado músico dominicano fue El Caballo Mayor, Johnny Ventura, quien se despidió como miembro del Consejo Directivo del Grammy Latino.
En presencia de Gabriel Abaroa, presidente de LARAS, Ventura agradeció a Dios las oportunidades que le ha dado en la vida, entre ellas poder entregar el Premio a la Excelencia Musical a su compatriota Wilfrido Vargas.
“La persona que vamos a homenajear en este instante la vi nacer en el mundo artĆstico preƱado de inquietudes que ha sabido mantener durante toda su existencia. Inquietudes que me han forzado a decir que de los mĆŗsicos de mi paĆs es el mĆ”s talentoso, porque eso es lo que le sobra”, destacó Ventura, ante los demĆ”s homenajeados de la noche y artistas invitados al acto celebrado en el Four Seasons Hotel Las Vegas.
Resaltó que Vargas ha tenido tanto talento y le ha sobrado tanto que no solo se dedicó a llevar la música por el mundo con mucho éxito y dignidad, sino que de todo ese talento que le sobró se dedicó a ser una fÔbrica de grandes artistas de la República Dominicana.
“Para mĆ es un grandĆsimo honor haber nacido en la tierra donde Ć©l nació”, resaltó Johnny antes de pedir un vĆdeo que resumió la vida de Wilfrido.
Al recibir el gramófono, el famoso director de orquesta recordó sus inicios como estudiante de música en su natal Altamira, donde a los 11 años de edad era trompetista solista de la Banda de Música del pueblo.
“Yo no creo que haya querido ser un artista para que se me aplaudiera y ser reconocido por el pĆŗblico, ni tampoco por la crĆtica, no! Yo veĆa la mĆŗsica como el aire donde podĆa respirar”, filosofó el artista al recibir la estatuilla de manos de su compatriota.
Recordó que en su pueblo escuchaba mĆŗsica que no tenĆa que ver con el merengue, como la de Chet Baker, Tijuana Brass, entre otros. “Al llegar a la capital, enviĆ© a mi papĆ”, a la ciudad de Nueva York, unas grabaciones de jazz, y otro tipo de mĆŗsica experimental y Ć©l no tuvo tacto, me dijo ‘quĆ© tĆŗ vas a hacer con eso, si no haces merengue vas a tener que regresar a Altamira otra vez a pasar hambre, porque esa es la mĆŗsica de RepĆŗblica Dominicana’”.
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